19/09/2022

El tiempo de la eterna plenitud, la comprensión de la trascendencia y la singularidad de la mujer

Los avances de la medicina y los nuevos estilos de vida saludable han extendido las expectativas de vida y con ello, la posibilidad de vivir en el tiempo de la eterna plenitud.

No hay una edad en la que seamos buenos en todo, ni siquiera en la mayoría de las cosas”, afirmó Josh Hartshorne, científico de Harvard, quien realizó una investigación sobre la etapa de mayor habilidad cognitiva en adultos. 

Más allá de que algunas cuestiones físicas pueden no ser las mismas a los 20 que los 50, la comprensión, la capacidad aritmética y el razonamiento social mejoran a partir de los 40 y a los 60 es posible ser más felices, según se desprende del estudio de Hartshorne.

Desde esta perspectiva, después de los 50, el sentido de la vida -si hemos vivido de manera positiva- se vuelve más profundo y no solo se orienta a disfrutar lo sembrado, sino que gracias a la acumulación de conocimientos y vivencias, esta etapa puede ser la de la plenitud y la de la comprensión de la propia trascendencia.

Bajo esta mirada,  el sentido de la trascendencia no se refiere a qué legado dejar para cuando no estemos, sino que se trata de pensar que estamos vivos y que cada día cuenta.

Entonces, en el tiempo de la eterna plenitud, la premisa es reflexionar acerca del propósito de nuestra vida y determinar si: estoy del lado de lo que tengo que hacer o de lo que quiero hacer?…

En el caso de las mujeres, -que constituyen el 51% de los baby boomers, por sobre el 49%-, esta pregunta implica pensar especialmente fuera de los estereotipos y mandatos.

Pasados los 40 la mayoría de las mujeres ya han sido madres, e incluso abuelas, y aún en la actualidad muchas se ocupan del hogar y la crianza con un hábito más que adquirido de abocarse al cuidado de los otros, desviándose de las propias necesidades y deseos. Sumado a ello, es la etapa en la que comienzan a aflorar los cambios hormonales que se presenta como un desafío más para atravesar.

En esta singularidad femenina, algunas por fin, toman su propio espacio y de este modo:

  • Aprenden que la belleza es la experiencia.
  • Toman su propio camino personal, más allá de estar solas o en compañía
  • Se enfocan en el ahora y fortalecen su autoestima
  • Adquieren mayor seguridad
  • Comparten su felicidad y se abren para recibirla

En pocas palabras, la mujer se conecta con su propio potencial y encuentra un nuevo equilibrio en plenitud.

¿Cómo vivir con mayor plenitud? Desde Home Concierge, queremos ser parte de la respuesta a esta pregunta impulsando la autonomía y la vida plena de las personas mayores proveyéndoles servicios personalizados. Queremos ser sus aliados para la concreción de sus sueños y deseos. No hay edad para ser felices”, concluyó Diego Naveiro Cofundador de Home Concierge.

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