“Solo se vive una vez. Por eso, cada segundo es importante para mí”. La frase está en una de las escenas más conmovedoras de Navillera, una producción de la televisión surcoreana que llegó bajo el formato de serie a Netflix este año. La trama reúne a un cartero retirado que, a sus 73 años, decide cumplir su sueño de aprender ballet y a un talentoso bailarín de 23 años que se convertirá en un aliado clave para la obtención de ese anhelo.
La referencia a la serie, a su espíritu y su mensaje, es el epígrafe ideal para presentar a Home Concierge, (HC) la primera empresa de servicios personalizados de la Argentina, lanzada oficialmente en enero pasado luego de un proceso de gestación que arrancó, en pleno auge de la pandemia de coronavirus, en abril de 2020.
Home Concierge brinda una gama completa de servicios no médicos para personas mayores, o con alguna discapacidad y también a profesionales adultos, incluso jóvenes sin impedimentos físicos de ningún tipo pero que, para optimizar su tiempo y concentrarse en sus objetivos laborales exclusivamente, necesitan servicios de lo que se llama “concierge”.
La profesión del “concierge” supone reunir, en una misma persona, al acompañante, al gestor de trámites, al cuidador, el asistente terapéutico, pero también al asesor, al consejero espiritual, hasta puede ser wedding planner y personal shopper, entre otros servicios de asistencia que se brindan habitualmente en forma separada y cuya oferta es en general muy escasa y sensible.
“Es extremadamente difícil conseguir personas con ese perfil por separado. Desde Home Concierge, contamos con profesionales rigurosamente seleccionados, con un respaldo real en cuanto a garantías explícitas de calidad, capacitación y seguridad”, explica Alejandro Amestoy, cofundador, junto a Diego Naveiro, de Home Concierge.
HC provee un servicio global a través de su “equipo de calle”, compuesto por profesionales externos seleccionados que pueden acudir, en el marco de una gestión de contratación en tiempo real, a resolver el problema o el trámite de que se trate, incluso yendo en forma directa hacia el destino donde deba cumplir esa tarea, es decir sin pasar previamente por el domicilio del cliente ni conocerlo antes, lo que sólo es posible gracias a la rigurosidad con la que se selecciona a los concierge.
A esto se debe agregar que el servicio cuenta con atención al cliente, algo inédito e invalorable cuando se trata de este tipo asistencia y un sistema que permite al usuario saber exactamente qué servicios utilizó, qué tiempo se empleó en concretarlos, y el control de su membresía.
Todos los concierges de la compañía tienen formación intelectual y cultural y han completado chequeos rigurosos y evaluaciones de antecedentes. Tienen conocimientos de primeros auxilios y capacitación en terapias ocupacionales. “Pero fundamentalmente son personas con vocación por la asistencia al prójimo: eficientes, dedicadas, pacientes y comprensivas”, explican desde la firma.
Cada miembro del equipo trabaja, además, bajo estrictas normas sanitarias anti Covid y cuenta con el apoyo de equipos de profesionales a quienes recurrir ante dudas o asistencia y ante los cuales el cliente o su familiar responsable puede acudir en todo momento, sobre todo con la posibilidad de reemplazo inmediato ante cualquier eventualidad que obligue a un profesional a discontinuar la asistencia.
“Concierge” proviene del latín “conservo”, que significa “el guardián de los candiles”. Era una calificación que recaía en quien se encargaba de complacer cada deseo o petición de las visitas reales a los palacios en siglo IV. Luis XI lo rebautizó siglos después como “Le Portier” y años más tarde, con la caída de la monarquía, retornó a su nominación original y se convirtió en un cargo muy importante en los hoteles.
Décadas después, en algunos países, en particular del mundo desarrollado, tomó crecientemente la forma de servicios organizados empresarialmente, más allá del turismo y los hospedajes.
En Latinoamérica, sin embargo, la oferta aún es muy escasa: se pueden detectar algunas propuestas en países como México y Brasil, no tanto brindadas por compañías autóctonas sino, en general, por filiales de firmas de origen norteamericano y europeo. En la Argentina, Home Concierge inaugura el rubro.
La lista de actividades y servicios que pueden realizar los miembros del equipo de Home Concierge es asombrosa y al mismo tiempo es la mejor manera de describir la propuesta de valor de la compañía.
Sólo bajo el apartado “Trámites y Gestiones” se puede enumerar el pago de impuestos y servicios; trámites bancarios; trámites en obras sociales y prepagas; retiro de prescripciones médicas; reserva de tickets para eventos, restaurantes, entre otras.
El ítem “Servicios en el hogar” incluye, por ejemplo, solicitar turnos médicos y/o profesionales; administración de calendario personal para recordar eventos importantes y hasta asistencia con celulares, Internet, e-mails y páginas web.
Dentro de este mismo apartado el servicio alcanza a contemplar, además, cuestiones como la asistencia para la venta de pertenencias; cuidado y chequeo semanal de la propiedad en caso de viaje o ausencia; asesoramiento para reparaciones de la casa con terceros, lo que incluye la gestión y el chequeo del trabajo y hasta asistencia en mudanzas, como así también embalar y desembalar pertenencias.
Las tarifas varían de acuerdo a la cantidad, naturaleza del servicio y a la frecuencia con que cada cliente necesite de ellos. Inciden la franja horaria, si es día hábil, fin de semana o feriado, por eso es que en cada caso se arma un presupuesto personalizado.
Para usuarios ocasionales existe una tarifa estándar de alrededor de 1100 pesos la hora. En tanto, para clientes más regulares hay membresías mensuales con tarifas preferenciales donde el costo por hora cae hasta los 960 pesos según la cantidad mínima de horas contratadas. Un servicio mensual típico, que abarque un conjunto promedio de horas semanales y servicios, podría estar en torno a los 13.000 pesos.
“Podemos chequear facturas de servicios públicos y suscripciones para asegurarnos de que no esté pagando por servicios que no desea o no necesita y finalmente asegurarnos de que las facturas se paguen. Podemos ayudarlo a ordenar el correo, archivar documentos importantes, incluso crear un nuevo sistema de archivos si el suyo no funciona”, se explicita desde la completa página web de Home Concierge.
Y agrega: “Esperamos al plomero, electricista o compañía de cable y aceptamos las entregas mientras usted se ocupa de cosas más relevantes. Brindamos asesoramiento sobre cómo utilizar las computadoras, teléfonos inteligentes y operar todo tipo de tecnología necesaria para su independencia”.
La oferta de servicios no solo incluye cuestiones prácticas y puntuales, es decir no solo se trata de asistir en los famosos e insoportables “trámites”.
Bajo la filosofía de “Cuidamos tu independencia” Home Concierge entrena a los miembros de su equipo bajo la premisa de ser colaboradores en todo aquello que no solo facilite la vida de sus clientes sino también que sean aliados en la prosecución de sus sueños, incluido bailar ballet si fuera el caso.
Por eso otra ventana de servicios es, precisamente, la que se identifica bajo el título “wellness, bienestar“, planteada como “la mejora del equilibrio entre la mente y el cuerpo, gestión de las emociones, bienestar físico, social, intelectual y espiritual”. Aquí es donde la lista de servicios se amplía a “asesoramiento en terapias complementarias, como reflexología, masoterapia relajante, yoga, Chi Kung; o en cuidado personal, como podología y peluquería o para el desarrollo de hobbies, artes, deportes” y hasta la “asistencia para la confección de una biografía”.
“Nos proponemos mucho más que asistir a personas mayores para que no dependan de familiares cuando se trata de resolver cuestiones cotidianas pero a veces engorrosas. Aspiramos, además, a colaborar para que la gente mayor disponga de más tiempo para reencontrarse con antiguas pasiones o sueños incumplidos, siendo además aliados de ellos en ese fin”, señala Amestoy, empresario de origen uruguayo pero radicado en la Argentina desde hace muchos años.
“Además, nos gusta pensar que nuestro servicio ayuda a que las personas que tienen familiares mayores, como padres o abuelos, dispongan de un tiempo de calidad en los momentos de encuentro con ellos y no que todo ese espacio se les consuma en trámites y problemas. Que vayan juntos a comer, al teatro, de lo otro nos encargamos nosotros”, agrega Naveiro, pionero del turismo aventura en la Argentina.
A Alejandro Amestoy le corre turismo por las venas. Es hijo de Mario Waldemar Amestoy Dufour, considerado un prócer del turismo uruguayo y de la región y fundador de Cynsa Tour Operator, la empresa de turismo, con sedes primero en Montevideo y luego también en Buenos Aires en cuyo seno se gestó la idea de Home Concierge.
Fue en Cynsa donde Amestoy conoció a Naveiro, quien desembarcó en la empresa para aportar todo el expertise que adquirió en la atención a turistas que venían al país a practicar deportes exóticos, turismo aventura o vivir experiencias distintas, servicio que brindó a través de su empresa “Trekking Argentina” allá por el año 1985 para luego continuar con otros emprendimientos.
Amestoy y Naveiro tardaron cerca de 9 meses en poner en funcionamiento Home Concierge, tiempo durante el cual, pese al limitante de la pandemia, desarrollaron las capacitaciones de concierge, reclutaron y entrenaron a los vendedores, formaron el equipo de atención al cliente, diseñaron y desarrollaron la página web, los folletos, el sistema operativo y los protocolos de operación, entre otras cosas. “Todo se gestó desde cero, ya que no había en el país algo similar o parecido”, acotaron.
Home Concierge por ahora abarca la posibilidad de dar servicios en la Ciudad de Buenos Aires y en las zonas norte y sur del Amba. El objetivo es nacionalizar el servicio a través de filiales o mediante un proceso de franchising.
Home Concierge tiene previsto, además, desembarcar en Uruguay el próximo mes de agosto y sus planes incluyen abrir mercados regionales, como Chile, Perú y Brasil, entre otros.
La idea nació al calor del contexto de reinvención que caracterizó al sector turístico tras la llegada del coronavirus pero su proyección trasciende la pandemia y está en línea con un fenómeno anterior y global que es el del envejecimiento poblacional, como consecuencia de la disminución de la mortalidad y el aumento de la esperanza de vida.
Se trata de una etapa de la vida que viene acompañada en ocasiones de procesos incapacitantes que conducen a la dependencia del individuo, en un contexto agravado por una dinámica social y urbana cada vez más compleja e intimidante, donde el tiempo es un bien cada vez más escaso.
Así, Home Concierge se propone, de un lado, trabajar bajo un concepto que atiende a la esperanza de vida activa o independiente aún en el marco de la aparición de estas limitaciones y del otro optimizar el tiempo cotidiano de profesionales sin limitaciones físicas pero con tiempos tan ajustados que ocuparse personalmente de las gestiones y trámites que puede brindar un concierge termina ocasionando trastornos y un manejo ineficiente de su tiempo y hasta pérdidas económicas.
“Queremos ser un aliado en las realizaciones personales de la gente, un constante promotor de sueños y sanas ambiciones, un custodio de la independencia y autonomía de las personas”, concluyen Amestoy y Naveiro.